“La casa de las conversas y el secreto de la puerta azul”

La novela forma parte de un proyecto tripartito, ya realizado pero no publicado en su totalidad. Se trata de tres novelas que abordan el tema de la mística, con las semejanzas y diferencias con que se presentan en cada una de las tres diferentes religiones del Libro. La primera, En Kabul vuelan cometas, habla de sufismo, la corriente mística del Islam, la tercera, Volar de ladera, la mística cristiana, y la actual, La casa de las conversas y el secreto de la puerta azul, la mística hebrea de la cábala.

La gematría forma parte de esta tradición esotérica de la cábala. Es un arte que combina números y letras, a través del cual se puede deducir el carácter de una persona y los acontecimientos que tendrá que afrontar en su vida. Para ello se suma el valor numérico asignado a cada letra de las que forman su nombre. Así, por ejemplo, el personaje de esta novela que se llama Judith tiene unas cualidades derivadas de ese nombre hebreo.

Otra peculiaridad de esta novela es la importancia que se da a la vida cotidiana por encima de las batallas de reyes y nobles. En concreto, la de fines del XV y primera mitad del XVI, una de las épocas más convulsas de nuestra historia.

En la casa de las conversas y le secreto de la puerta azul, tres mujeres conversas nos relatan sus vivencias cotidianas. Sus vidas van entretejidas con hechos históricos. El personaje de la historia con mayúsculas que aparece es Diego Ramírez de Villaescusa, obispo de Cuenca, escritor de Diálogos como Juan y Alfonso Valdés, presidente de la Chancillería de Valladolid, el máximo organismo judicial de aquel tiempo, espía en Flandes, comunero, etc., además de confesor de la reina Juana la Loca.
Como decíamos, no es la historia con mayúsculas la que interesa sino la otra, la que se busca en los márgenes. La de los hechos pequeños y los personajes humildes, la vida cotidiana de la corte y también de las aldeas. En la novela se nos muestra el cambio de los bueyes por mulas como animal de labranza en Castilla, la fabricación de la seda, el comercio de lanas con Flandes, las guerras de sucesión a la Corona entre Isabel I y su sobrina la Beltraneja, los viajes de los Reyes Católicos por estas tas tierras, la imposición del negro en la vestimenta como señal de luto a la muerte del príncipe Juan, etc.

De las tres narradoras, Judith se convierte en Catalina para evitar las persecuciones antisemitas que culminan con el Decreto de expulsión de 1492. En su relato asistimos al éxodo de sus familiares camino de las costas de Valencia y desde allí hacia otros puertos del Mediterráneo. Ella les ayuda a esconder joyas entre las ropas y se queda con valiosos libros que no pueden llevarse por la prohibición real de sacar oro, plata y objetos de valor de estos reinos.

El segundo libro es el de Sara, mujer de origen incierto, traída de la frontera de moros por Pedro Ramírez, personaje histórico de Villaescusa de Haro, padre y abuelo de varios obispos.

Y, finalmente, el tercer libro, el de Sarita, la supuesta hermana de Diego Ramírez de Villaescusa. Personaje de ficción pero quizá más verídico que otros. Porque la verdad no siempre es la que está en los libros sino en lo que no se dice. Me adhiero a la herstory y a la investigación feminista que al carecer de fuentes historiográficas tiene que basarse en la interpretación.

Hay que buscar las razones de por qué aparecen unas cosas y no otras para así ir creando una verdad más amplia, una historia más completa del género humano, hombres y mujeres. Sigo el ejemplo de Virginia Wolf que ante la pregunta de por qué no hay genios con nombres femeninos en los libros da su respuesta creando el personaje de Judith, una supuesta hermana de William Shakespeare de la que nadie habla.

No es una novela histórica al uso, interesa más la vida interior de estas mujeres y la sabiduría ancestral que transmiten de una generación a otra, conocimiento secreto que les abrirá esa puerta azul cuyo misterio da título a la obra.

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